21 Junio 2020

Muchos años sin escribir. Una pausa justificada o quizás no, según se mire. Ganas de volver.

En estos días donde una cadena de ADN y ARN dentro de una  sencilla cápsula de proteínas han cambiado el mundo, nuestro modo de vida y nos ha devuelto como especie al instinto básico de supervivencia, a la modestia biológica que nos da el hecho de sabernos tan frágiles como el resto de especies.
Pero este post no va del COVID-19 del que ya no podemos escribir, leer y opinar más. O quizás un poco si...

En nuestro mundo hiperconectado en el que vivimos desde hace mucho, donde una parte del mundo tiene todo pero se siente  que le falta todo  y la otra parte no tiene nada y quiere ser como la otra mitad que lo tiene pero no lo valora, proliferan todo tipo de síndromes descritos con palabrejas y siglas estrambóticas de todo tipo. Uno de ellos ha llamado mi atención desde hace algunos meses. lo que llaman FOBO (Fear of Better Option).
Este fue un concepto que arrancó para describir lo que nos afectan las ofertas comerciales de todo tipo y el miedo a comprar algo que no sea lo mejor, lo mas barato, lo de mejor calidad precio posible.... Este es un síndrome que de un modo u otro todos hemos vivido cuando navegamos por los mundos del comercio electrónico.
La red está llena de descripciones de esto y millones de ejemplos. Las horas de confinamiento me hicieron ver que esto es algo que nos están pasando en casi todos los ámbitos de la vida y curiosamente cuando intenté buscar información sobre esto, no encontré nada que no fuese relacionado con las compras impulsivas y obsesión por ser el mejor comprador de mi circulo de amigos y familia.

Vayamos por ejemplo al amor , a nuestra pareja. La aplicaciones online, la facilidad de entablar relaciones de todo tipo está llevando a una generación entera a replantearse si hay una mejor pareja que la que tienen actualmente y hacer que la barrera del cambio sea tan baja que  asistimos al mayor índice de divorcios, separaciones y cambios de parejas de toda la historia de la humanidad.

Cuando hablas con tu veninos, tus amigos, tus compañeros de trabajo,  la chica del supermercado, el portero ...... te das cuenta de que las horas de confinamiento, el miedo a perder a las personas que queremos, de perder nuestro trabajo, nuestro bienestar , nuestra  propia vida vida, a ser conscientes de la labilidad de nuestro equilibrio, nos ha traído beneficios espirituales que jamás imaginábamos.

Este impacto positivo es algo que si somos capaces de aprovecharlo puede ser ese paso hacia atrás fundamental para tomar impulso y llegar más lejos que nunca como especie. ¿Puede este SARS COVID-19 ser el responsable de un futuro más sostenible? ¿De un cambio de mentalidad y actitud global?

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